Hacía ya días que quería probar el uso del sirope de ágave. Me lo recomendó el dueñó de la herboristería en la que suelo comprar, como alternativa al ázúcar. Si bien es cierto que no todo lo "sin azúcar" es apto para diabéticos, puesto que, a parte de la Stevia, no conozco otro endulzante natural acalórico que no se altere con la temperatura, el sirope de ágave se considera "tolerado".
Navegando llegué a la página de
Rosanna. Descubrí un blog con "mucho encanto" y con un gusto exquisito por la decoración y la cocina. Ella tiene un apartado "sin azúcar", y un montón de recetas de todo, pero, sobretodo de magdalenas.
Me decidí por las de almendra y cereza, sustituyendo la cereza por frambuesa.
Es una receta muy parecida a la de mi bizcocho de almendra, pero con algunas variaciones que me han encantado.
A mis niños les han vuelto locos, incluso al pequeño, que no queríamos que las probara todavía, y a Tomás, mi niño de azúcar, manteniendo la raciones de hidratos no le ha afectado nada a su nivel de glucosa.
Además, están riquísimas, el punto justo de dulzor y muy esponjosas.
Las siguientes... con harina de espelta.
¡Qué tiempos aquellos en los que la fotos eran en blanco y negro! No había otra opción... sin embargo, en mi mente, guardo el color de la ropa que llevaba aquel día, hace casi, casi 35 años.
¡Qué tiempos aquellos en los que a nuestras casas llegaban, con suerte, los Reyes Magos, y sólo los Reyes Magos!
Y que maravillosa inocencia la de la infancia que confía en la "naturalidad" de una enorme barba, tras la que se adivinan unos ojos femeninos. 
Este año, haciendo "encaje de bolillos" (cosa de la que "todavía" no tengo ni idea), conseguí escaparme a Creativa Barcelona durante el primer día de feria. Hace dos años fui y disfruté muchísimo. El año pasado preferí quedarme con Mateo y posponerlo para este año, de ahí lo de "mi día de vacaciones bianual".
De nuevo lo pasé fenomenal... conocí a Trelly en su stand, a Isabel haciendo un taller juntas, pusé cara a alguna scrapera más y, lo más sorprendente, me reencontré con una amiga de la infancia. Eso fue alucinante. No me lo podía creer. Estaba comiendo tranquilamente cuando mirando el stan de Kirei, veo una cara muy conocida: ¡No puede ser... se tiene que parecer mucho, pero no puede ser ella! Pues sí era ella. Hacía, por lo menos dieciocho años que no nos veíamos... yo la hacía en Francia, pero resulta que, después de vivir en difrentes lugares de Europa, volvió a España... cambió de trabajo y ahora se dedica al arte floral japonés "que dura toda la vida".
¡Increíble!
Vi cositas preciosas, me dejé algunos eurillos en telas y sellos, e hice un taller con Marisa (Naltin) en el stand de Scrap House. Dulce y cariñosa, nos enseñó ha hacer esta preciosidad... un libro o cuaderno, para citas, poemas... lo que una quiera, con encuadernación con cosido visto.
¡Cómo disfruté!
Al regresar de noche, mi compañero de la vida y mis niños mayores me esperaban en la estación de tren de Zaragoza, desde donde había partido a primera hora de la mañana. El pequeñín dormía ya en casa de los yayos.
Un día perfecto. 
