lunes, 18 de abril de 2016

Il était une fois... o una miradita al pasado.

Quienes me seguís desde hace tiempo sabéis de mi amor por la fotografía.



Tener la oportunidad de captar con la cámara y compartir con quienes quiero aquellos detalles de mi vida que me hacen feliz o que representan momentos importantes de mi vida, resulta un placer y casi un privilegio.


Mis fotos pueden ser mejores o peores... tendrán más o menos técnica... no me importa... a mí me hace feliz captar aquello que resulta hermoso para mí, para mi alma.

Tengo miles y miles (literalmente) de fotos por corregir y revelar... la crianza de mis hijos y tres años de residencia en una ciudad de cuento dan para mucho.

No todo es costura y patchwork... de vez en cuando viene bien una paradita para retomar esas otras aficiones que, últimamente y muy a pesar mío, tengo algo más aparcadas.


Hace días que siento la "necesidad" de salir con la cámara a la calle a fotografiar cualquier cosa... como no dispongo del tiempo que me gustaría, hoy me decidí a revelar unas poquitas fotos.


Hoy comparto con vosotros una miradita a mi pasado reciente, para llevaros a un lugar mágico... especial... donde tuve el privilegio de compartir mi lengua materna con mujeres de otras nacionalidades que deseaban aprender español. Junto con otras compañeras expatriadas, cada semana tratábamos de llevar un trocito de España, su lengua y sus costumbres hasta este rincón de Alsacia.


Allí, en lo alto de la torre, desde donde, una vez más se divisa la impresionante torre de la Catedral de Estrasburgo, compartíamos risas y conocimiento.

Subir hasta lo alto resultaba un viaje al pasado... una lección de arte.

 

No voy a entrar en detalles técnicos ni históricos, sólo quiero compartir lo que mis ojos captaban cada vez que nos reuníamos allí.


Esa "torre de Rapunzel"... esas "chambres" de la servidumbre ahora convertidas en modestas aulas.


Los detalles de las puertas... ¡ains! ¡Morriña!

Espero que os guste.

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